Encima de la
mesa un vaso comprado con agua. Tengo que cortarme las uñas para no desgarrarte
la espalda al despedirnos. Luego, le enseñaré al pájaro el mundo dentro de mi
jaula. El cigarro es una explosión vista a cámara lenta. Pasa un coche condenado
a girar sobre el asfalto. Un hombre a ser existencialistamente libre. El
relámpago encenderá las velas en días de tormenta.
Me gustaría no
bajar nunca del árbol, piensa el simio consciente de su hazaña. Se yergue y en
su primer paso acaba con la cucaracha. Vacía el miedo de excusas. Avanza sin esperar
la humanidad en que se convierte, como sorprendido por una brutal serendipia.
Un segundo en la
vida común de todos los hombres es el poema definitivo.
Una mujer que se
va deja un rastro de avión imborrable.
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