sábado, 30 de enero de 2016

TU PEOR ENEMIGO

No sé cómo ni sé con qué pretexto,
que diría Benedetti, todavía me necesitas,
a mí, precisamente, que nunca pude salvarte
de los perros asesinos ni de sus dueños,
curiosamente a mí que poseo la absurda ironía
de avivarte la risa en casi todos los incendios,
(esos momentos de humo, grises,
en que no hay extintor más eficaz que el beso),

quería decirte que siempre llueve hacia abajo
sobre el mar de tejados que es tu ciudad,
que el tiempo nunca lleva el sueño cambiado,
que la realidad nos ha cerrado el paso
y que, además, nos hemos olvidado de intentarlo,
porque ya nos gustaría a nosotros
volar más allá de las bolsas de plástico y los pájaros,
porque ya nos gustaría a nosotros volar,
y total, sin ti, no sé para qué sirven estos brazos,

únicamente he aprendido, en todo este tiempo,
a defraudarte cada vez que me duermo mirándonos,

después solía recordarte, al despertar,
que la realidad también puede convertirse en sueños,
(de hecho, creo que no existe otra forma),
tengo todo un catálogo de monstruos
por cada uno de mis miedos,  y ¿sabes? asusta,

asusta poder ser uno de ellos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario