Como lagartos expulsados del paraíso,
huyendo inmóviles de la sombra-lunes
en desiertos semanalmente edificados,
nos cuesta perder la costumbre,
ver algo más que horizonte por todos lados,
somos, en un laberinto mortal
de calles a favor del enemigo,
insectos en torno a soles eléctricos,
reptiles en invierno,
y sabemos que no existe mayor cautividad
que el simple hecho de extinguirse.
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